Una india taína y un español
Siempre me llamó mucho la atención el concepto de una leyenda, ese simple cuento que nos lleva a un tiempo en el pasado. La experiencia de una leyenda nos alimenta el orgullo y amor a la patria en una forma dramática y emocionante. Yo creo de todo corazón que en nuestra niñez existe una leyenda que contribuyó a quienes somos hoy en día, y hoy comparto con ustedes la mía.
Yo me acuerdo la primera vez que busque la definición de lo que es una leyenda, y en el proceso descubrí mi primera palabrota intelectual, verosimilitud. Mientras leía la definición de la palabra leyenda en la enciclopedia de la biblioteca de Salinas, la palabra verosímil me tocó los ojos y mi insaciable curiosidad.
Nini Godreau trabajaba en la biblioteca de Salinas y también era muy amiga de mi mamá. Ella me ayudó a buscar la definición la cuál me la explico diciéndome: verosímil es algo que parece real y puede creerse. Ese día entendí que una leyenda es un cuento que se utiliza para relatar hechos humanos que normalmente el lector cree son verídicos, cuando en realidad aunque poseen orígenes reales también contienen elementos ficticios y creativos. Las leyendas pueden cambiar en el transcurso del tiempo al viajar de generación en generación. Ese estilo de relato es más llamativo e interesante logrando así capturar al lector y saturar sus sentidos e interés. Estos cuentos normalmente tienen que ver con la patria, con héroes y momentos importantes en la historia del país o pueblo.
¡Bueno, mejor dejemos que esta leyenda lo diga todo! Esta leyenda nos deleita con el amor de dos mundos diferentes, el amor de Guanina una taína Puertorriqueña y Cristobal Sotomayor un valiente español.
Los taínos fueron los habitante nativos de la isla de Puerto Rico, una isla rica en recursos naturales incluyendo el codiciado metal amarillo conocido como oro.
Cristóbal de Sotomayor fue hijo de Don Pedro Madruga, el Conde de Camiña
y de Doña Beatriz de Tavara, Condesa de Camiña. Sotomayor fue un protegido de la Reina Isabel desde muy temprana edad. Sotomayor casi se convierte en el primer gobernador de Puerto Rico durante el tiempo que los españoles capitalizan el oro de Borinquen (nombre indígena de Puerto Rico), pero Juan Ponce de León ya había sido encomendado a esta posición.
Guanina, una hermosa mujer Taína hermana de Guaybana, un cacique taíno muy motivado a declararle guerra a los españoles. Guanina con su bella piel bronceada y su pelo tan negro como la noche entro a la casa de Sotomayor con una triste expresión de preocupación en su rostro. Sotomayor la tomó de su cintura y la besó apasionadamente. Escuche que Guaybana planificaba sorprenderte durante tu viaje a Cáparra con el propósito de matarte, le expresó la bella taína con mucho miedo en sus ojos. Guaybana y sus seguidores ya estaban cansados de ser tratados como esclavos cultivando en los huertos y trabajando en las minas de oro para los españoles. Agüeybana, cacique taíno que gobernó antes que Gueybana con la ayuda de Urayoán (otro cacique) ahogaron a un español para descartar la idea de que los conquistadores eran dioses.
Los nativos puertorriqueños ahogando al joven Salcedo logrando probar que los supuestos dioses eran seres de carne y hueso tal como ellos. Este evento fue el comienzo de una rebelión contra los españoles. Guanina sabía que la próxima etapa de esta revolución taína sería la muerte de su amado Sotomayor. Sotomayor un conquistador muy arrogante y orgulloso de sus habilidades le contestó, Mi amada Guanina, Gueybana no me atacara lo conozco bien, pero si me declara guerra, yo estaré listo con mi espada en mano. ¡Entonces quiero ir contigo a Caparra! le respondió la desesperada taína con una expresión de deseo y amor. Mi amada, lo mejor es que te quedes aquí y yo regresaré pronto a tu lado, Sotomayor le dice preocupado que una flecha o macana pueda matarla durante la guerra contra los naborias (clase media entre lo taínos).
Sotomayor le pide a su intérprete Don Juan Gonzalez que llame a Guaybana, el cacique asignado a español para planificar el viaje a Caparra. Juan Gonzalez al igual que Guanina le confiesa a su superior que los taínos están preparando acorralarlo y matarlo durante este viaje. De la misma forma arrogante que Sotomayor le contestó anteriormente a Guanina le afirmó a Juan - Yo soy español de sangre y guerrero de espíritu y con mi espada en la mano me enfrentaré a quien decida atacarme. Llama a Guaybana para que planifiquemos el viaje a Caparra- le pidió Sotomayor a Juan.
Gueybana entró al aposento muy serio, Sotomayor le pidió que reuniera una escuadrilla para el viaje y él contesto- todo estará listo- átraves de Juan Gonzalez como interprete. El cacique salió muy indiferente mientras Juan le expresaba a su jefe la preocupación de que ya Gueybana sabia la ruta que tomariá para Caparra la cuál podría ser muy peligroso. No te preocupes mi amigo nosotros venceremos a cualquier oposición de los taínos- le expresó Sotomayor con la pinta de orgullo.
Temprano en la mañana los conquistadores ya en camino a Caparra empezaron a escuchar voces que venían del otro lado de la loma, el interprete estaba muy preocupado ya que él no compartía la opinión de Sotomayor.
En el aire se sentía la inevitable batalla que los taínos llevaban deseando contra los conquistadores blancos desde mucho tiempo atrás. Como una lluvia repentina de la tarde, las flechas y macanazos se presentaron de la nada, y desafortunadamente uno de los macanazos y 3 flechas penetraron el valiente cuerpo de Sotomayor concluyendo su vida. Juan Gonzalez vio a Gueybana y el dijo- Por favor, salve mi vida y yo seré su fiel sirviente hasta el final de mis días. Gueybana lo miró a los ojos y encontró la compasión de concederle su pedido a la vida. El cacique con su voz de jefe ordenó a los taínos que no le hicieran daño a Juan Gonzalez.
Las noticias corrieron tan rápido como la muerte de Sotomayor y Guanina aprendió de la triste muerte de su amado. Guaybana regresó a donde había dejado el cuerpo de Sotomayor después que terminó la batalla. El líder de los taínos vio antes sus ojos que Guanina estaba en el pecho sangriento de Sotomayor sin vida, él en ese momento entendió y respetó el amor de Guanina a Sotomayor y ordenó a que ambos fueran enterrados juntos bajo una ceiba.
La leyenda continúa embriagando con el tiempo esta linda y triste relato. Se dice que aún se escucha bajo las ceibas en Puerto Rico cuando Guanina y Sotomayor salen en las noches a disfrutar las estrellas en el lindo cielo de Borinquen.
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